En este pequeño paraíso creado por Hugo y Natacha, las noches transcurren en la comodidad de una yurta, tiendas circulares utilizadas tradicionalmente por los pastores nómadas de Mongolia. El espacio cuenta con cuatro carpas en total, cada una con su propia decoración única donde lo rústico contrasta con lo sofisticado. Cada yurta tiene acceso a wi-fi y baño privado ubicado fuera de la carpa, a pocos metros de distancia. La limpieza de la yurta así como el cambio de sábanas y toallas se realiza cada 3 noches. Alojarse en una yurta es una experiencia única de glamour en plena naturaleza. Es despertarse con el canto de los pájaros, dejarse envolver por las numerosas variedades de plantas presentes en el espacio y maravillarse con la vista sobre la montaña del Pico. La estadía incluye desayuno servido cada mañana en la casa de apoyo. También hay una cocina común si desea cocinar sus propias comidas.
El Retiro Atlântico cuenta con jardín, zona de barbacoa y terraza.